martes, 8 de julio de 2014

Malas costumbres

Pido disculpas, ya de antemano, por la cantidad de palabras feas que adornarán este texto.
Vaya por delante que no creo que todos los hombres son iguales, en absoluto.
Pero, aunque estoy segura de que no lo son, hoy me voy a dirigir a todos aquellos que piensan que las mujeres son objetos a adquirir en cualquier bazar oriental.
Babosos del mundo: Las mujeres (esos seres que consideráis inferiores, provistos de media neurona que les permite maquillarse, limpiar y procrear), tenemos el mismo tipo de problemas diarios que la raza inmediatamente superior (aquí me refiero a los hombres basándome en el concepto que tenéis de vosotros mismos. Lo explico porque... Bueno, "por si").
A veces, cuando encontramos un hueco entre la plancha, la costura y la cocina, hacemos otras cosas y es ahí (cuando salimos del esquema que nos tenéis planeado en vuestras cabecitas) cuando vuestra actitud nos lo hace todo un poco más difícil.
Todo esto viene a algo, evidentemente. Que yo soy muy de hablar "porque sí" pero, esta vez, tengo un motivo en particular.
Esta tarde me vi en la obligación de ir a lavar el coche (y cuando digo "obligación", digo "necesidad". Que después de una semana de tormenta en la playa, no se veía ni la pegatina de la ITV) y me pasó algo a lo que nunca deberíamos acostumbrarnos, pero ya estamos "acostumbradas".
Cierto "ser" que rondaba los cuarenta (de esos cuarenta que no se asumen y quieren parecer veinte), interrumpió su actividad de "ayuda al colega con la roña de los tapacubos", para cruzarse de brazos y observar con lujo de detalles, desde bien cerca y con cara de estar viendo a Megan Fox en bikini (sí, la misma que tienes tú ahora), la forma que yo tenía de despegar el polen y la arena para intentar recuperar el color de mi coche (que me costó lo mío, por cierto).
Y diréis, "¿qué coño tiene eso de sexy?" (Megan Fox no, lavar el coche). Ya os lo digo yo, "¡NADA!". Y menos con la pinta que llevaba yo, que le había pedido a mi abuela un pantalón de deporte para la ocasión. (No, mi abuela no hace deporte aunque tenga ropa para ello. Pero es que ella, que es muy "apañá", tiene de todo. Aunque ese ya es otro tema, me estáis liando...)
Creo que nunca antes me había sentido tan incómoda y me pareció que este tipo de situaciones, que se repiten a diario en todo el mundo, deben ser compartidas.
Mostremos nuestro descontento, coño.
¡Que lavamos el coche vestidas de la versión rapera de nuestras abuelas y nos hacen sentir culpables de ser, ellos mismos, unos babosos!
Pude liarla y explicarle a aquel "ser" por qué.
Pude decirle que si yo lo miro durante un rato largo con cara de acosadora (y encima le saco, mínimo, 20 años), no le va a gustar y le va a incomodar hasta el punto de querer largarse.
Pude intentar hacerlo entrar en razón.
Pero sería inútil, porque él no está acostumbrado a que los hombres sufran esas situaciones a diario.
Así que opté por lo fácil: Desahogarme en Twitter (donde un colega me demostró que, afortunadamente, hay hombres que piensan con la cabeza y reconocen que este tipo de cosas no son normales), escribir este post y largarle un manguerazo a presión "como quién no quiere la cosa".
                                                                                        Magali Barreiro Monteagudo

1 comentario:

  1. Cánto dano fan os estereotipos! A cousa é que están tan extendidos na sociedade e tan interiorizados tanto en home, como en mulleres(non hai que esquecer a parte de responsabilidade que as mulleres temos pola aceptación e a nosa adaptación a eses estereotipos), que as veces é difícil tomar conciencia de toda a discriminación latente neles. A maioría dos homes descoñece todo o fustigramento que pode existir nunha mirada. Sería fundamental reeducar(nos). Nese sentido, a ver qué vos parece este enlace: http://www.golfxsconprincipios.com/lamoscacojonera/35-cosas-que-cualquier-hombre-puede-hacer-para-apoyar-el-feminismo/

    Unha aperta. Verónica

    ResponderEliminar